Sí, aproximadamente, tenía seis años cuando empezó mi admiración por la radio. Me encanta hablar y escuchar, y, por supuesto, dejar que mi imaginación trabaje. Considero que la radio como oyente te permite escuchar y dejar que tu mente cree las imágenes de todo “un mundo” que te descubre.
Como locutora, además, tienes la increíble posibilidad de poder hablar para los demás y escuchar para que después, poco a poco, pero en un mundo muy dinámico, la opinión llegue a convertirse en noticia.
Esto que parece muy simple -que una opinión sea noticia- es la tarea, entre otras, que cada día se realiza en los diferentes medios de comunicación, siempre a través de un trabajo complejo y muy coordinado.
Todo este trabajo lo aprendí a través del curso que realicé en MasterD. ¿Cómo lo aprendí? Pues no fue nada sencillo, y explicarlo es gratificante, pero me costó días de reflexión para poder escribir estas líneas.
Haces unos años decidí buscar formación para poder trabajar en este campo laboral. Así que contacté con MasterD a través de su página Web y después ellos me llamaron por teléfono. A través de esta llamada muy amablemente me explicaron la metodología del curso.
Lo primero que hice fue la parte teórica, dividida en diferentes módulos con sus correspondientes temas. Estudié incluso anatomía del cuerpo humano, los músculos y órganos del habla, posiciones de la espalda, etc. Para saber locutar correctamente y adecuar la posición, tienes que aprender técnicas para coordinarte con la respiración. Fue realmente difícil.
Me descargué el programa de grabación ‘Audacity’ esto fue sencillo, en el campus virtual había un acceso a Internet y simplemente lo tenía que descargar y leer el manual. Para comprender su fácil manejo.
Grabé desde el primer día, entre otras razones, porque ello es uno de los ejercicios que considero esenciales para poder ser crítica conmigo misma y conocer mi voz desde el primer día para compararlo con las posteriores grabaciones. Así te das cuenta de cómo tu cuerpo se educa poco a poco a base de mucho esfuerzo.
¿Cómo traduzco ese esfuerzo en palabras? Pues más sencillo y espero que se entienda: Locutar una noticia es mucho más que tener una buena dicción, un buen énfasis. La mía era bastante buena, sin embargo, como les ocurre a más personas, tuve que aprender a leer correctamente los puntos y comas, ya que son imprescindibles para poder realizar una buena respiración que permita una correcta locución.
Pero para leer tienes que tener “algo que leer”. La audiencia escucha noticias, pero los locutores no hablan, sino que comunican algo. En los medios de comunicación todo tiene una razón, nada ocurre por casualidad. Por ello, siempre tienes que estar preparado para la improvisación, aunque esto es mejor que no ocurra demasiado.
Por eso existen los guiones, las pautas y las cuñas publicitarias. El guión es algo imprescindible y todos y cada uno de los que trabajan en el directo (control, sonido, técnicos…) tienen uno, ¡que es para todos igual!
Durante un año o más, digo aproximadamente. Realicé muchísimas grabaciones, guiones, pautas, cuñas y me miré muchísimo en el espejo. ¿Por qué? Porque así es como realizaba la parte de oratoria del curso, para aprender a gesticular y usar diferentes caras, (sonrisa, tristeza, alegría, incertidumbre…).
Por supuesto, no puedes locutar una tragedia “partiéndote de risa” y no puedes tener cara de tristeza si estás retransmitiendo los San Fermines, por ejemplo. Delante del espejo, grababa con el móvil y después las descargaba en el ordenador para darles el sonido correcto a través de Audacity.
Después de realizar las diferentes actividades correspondientes a cada tema y el examen, tuve que realizar un trabajo de nueve ejercicios donde tuve que crear guiones, pautas, cuñas y noticias, mías propias. Pero la actividad más difícil la tuve que superar después.
Y ahora os voy a contar el después. Increíble o no, ya podía hacer durante tres meses prácticas en la radio y completarlas con el módulo de inserción laboral. En este módulo, tenía que contactar con diferentes medios de comunicación, presentarme, y solicitar los tres meses de prácticas.
Hablé con todos los directores de todos -y cuando digo todos es todos- los medios de comunicación de Galicia. Prácticamente todos gestionan del mismo modo la solicitud: enviar CV, carta de presentación, y lugar donde realizaste los estudios. No es que no tuviera paciencia, es que eran meses lo que tardaban en dar la respuesta que, además, siempre era la misma: “NO”.
Las coordinadoras me animaban muchísimo aún cuando ya creía que no había posibilidad. Pero cuando por fin dijeron que “sí”, comprendí que en todos esos meses había aprendido muchísimo. No solo a presentarme, sino algo que en lo que yo quiero trabajar (periodismo) es imprescindible. Paciencia, presión, y competitividad. Tres palabras que todo periodista debe saber manejar.
En las prácticas pude profundizar en todo lo que había leído, estudiado y de lo que me había examinado. Toda emisora tiene una jerarquía, en la cual cada persona tiene su función y, aunque tiene una parte de trabajo independiente, todo está coordinado (redacción, control y administración).
Cada mañana en redacción a primera hora, hay reunión en la que se fija el orden del día para dar prioridad a los asuntos principales, organizar las noticias que se realizan durante todo el día para que lleguen a tiempo a las diferentes emisiones, las entrevistas en directo, telefónicas, tertulias, etc. Se leen las diferentes notas de prensa que llegan a la emisora.
Después de ser asignadas las diferentes tareas por el jefe redactor, cada uno se ocupa de su ronda de contactos. O sea, se contacta con las diferentes fuentes para corroborar y confirmar o desmentir lo que, después de ser redactado, será comunicado a la audiencia. Todo ello, siempre bajo el riguroso código deontológico, el código ético, que marca las normas de la información.
Sí, hay que salir de la emisora para hablar, escuchar y tomar notas de las diferentes fuentes que se usan para “cocinar” la noticia. Sin embargo, en la emisora siempre hay ambiente. A lo largo del día, diferentes personajes públicos van a la emisora para ser entrevistados. En otras ocasiones, las entrevistas se hacen por teléfono.
Cuando la entrevista es telefónica, en la radio le llamamos “colas” y se guarda en el programa del ordenador y se utiliza en el informativo. En la emisora en la que yo realicé mis prácticas, el periodista, locutor o comunicador, cuando está dando noticias en directo, él mismo tiene que hacer el control. Dentro del locutorio, además del micrófono y los cascos, para realizar el directo, hay un ordenador que tiene instalado el programa ‘Dalet’.
Antes de empezar el directo, se llevan al ordenador del locutorio estas colas que el presentador tendrá que dar paso durante la emisión. En todo el día no se para, porque, además de hablar con las fuentes y redactar la noticia, hay que preparar los micrófonos, los cascos, el ordenador, etc. y nada puede fallar.
El “control” (sonido) lo realizaba una persona diferente al presentador en el caso de las entrevistas o tertulias, ya que el presentador e invitado tenía que estar en el locutorio grande con más de un micrófono.
Ya os dije que no hay lugar para la improvisación en este trabajo, y cuando escuchamos radio también escuchamos publicidad. Algo muy importante en los medios de comunicación, ya que de ahí, básicamente, salen los sueldos.
Algunas cuñas son por agencia y otras son grabadas por los locutores de la misma emisora. Son complicadas de grabar porque tienes que interpretar el texto y además hacer “control” al mismo tiempo. Aunque los programas de ordenador que utilizan hoy las emisoras son muy prácticos y permiten modificar el sonido una vez grabada la cuña.
Con estos tres meses de prácticas, que pasaron enseguida y donde me encontré a verdaderos profesionales de la comunicación, de la locución y del periodismo, acabé el Curso de locución en radio y televisión. Acabé el que, en mi caso, era el primer paso en el camino hacia la consecución de mi objetivo: dedicarme a la comunicación.
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